jueves, 18 de junio de 2009

Mis respetos a las mujeres que no pueden tener hijos

Porque mi madre fue una de ellas...
No me había puesto a pensar hasta ahora que mi propia mamá pasó por la incertidumbre de si alguna vez conseguiría estar embarazada. Creo, en todo caso, que la historia de ella es un poco distinta.
Sé que para mi madre divorciarse de su primer esposo fue demasiado duro, una experiencia que no quiso volver a vivir. El criar a un hijo sola (mi hermano mayor) ha de haber sido (en ese tiempo) una situación difícil que ella gracias al apoyo de su familia pudo superar. Los años pasaron y mi madre se volvió a casar, esta vez con mi buen padre. Lo único malo es que la cigueña no llegaba.
Pasó un año, nada. Pasó otro año, nada. Otro año, nada. Fueron tres años de ilusiones y desilusiones. Mi mamá ansiaba un hijo y mi papá ni se diga, pero él secretamente la tenía más clara, él quería una hija.
La solución llegó de la mano de un excelente ginecólogo, que con unas pastillas especiales que mi mamá tuvo que mandar a pedir de Miami pudo después de tres años poder concebirme.
No me imagino la dicha de mis padres al enterarse que estaba adentro de mamá. Hasta ahora no había pensado en ese momento.
Así comenzó mi propia historia. Fue duro para mí empezar a "ser", pero la insistencia de mis padres y el no rendirse, me permitieron estar aquí escribiendo estas palabras.
Realmente soy muy afortunada de los padres que tengo, los que desde momentos antes de concebirme, nunca dejaron de creer en mi. Los amo.
Por eso respeto a las mujeres que no pueden tener hijos, porque mi madre (en su momento) fue una de ellas.