martes, 26 de enero de 2010

La niña enamorada de papá

No se han preguntado, en dónde se meten esos pensamientos y sentimientos de nuestra niñez? Yo si. Cuando era una bebita estaba enamorada de mi padre. Apenas lo veía llegar del trabajo lo buscaba para tirarmele en los brazos y tratar de robarle besos en la boca (yo tenía un año con algo y apenas caminaba). Mi padre siempre se esquivaba, a lo que yo me resignaba subiéndome en su panzota, la cual era como el monte Everest para mi. Ahí, en la cima, me dormía placidamente. Ay de aquel que osara moverme, mis gritos y llantos ponían a toda la casa de cabeza.
No comprendo en qué momento esta unión con mi padre cambió. Fui creciendo y nos comenzamos a distanciar. El antes papá adorado se convirtió ante mis ojos en un padre severo, crítico y hasta burlesco. A veces recuerdo mis años de niñez y encuentro una mezcla de sentimientos por mi padre.
Papá ahora ya está grande, yo vivo en Chile y no en su casa. Él dice que me extraña, pero aún tiene cosas que hacen que yo piense en su rara forma de quererme. No es malo, pero tiene actitudes que no sé cómo definirlas.
Cuando me vine a Santiago en el aeropuerto él lloró. Creo que de verdad me extraña o quizás extraña a esa niñita que se subía en su panzota para dormir placidamente.